Hoy quiero hablar acerca de un concepto o estrategia de aprendizaje denominada aprendizaje profundo. Un término que va íntimamente ligado a otros conceptos como el aprendizaje superficial y el aprendizaje estratégico.
Mi intención, por tanto, en esta entrada será la de definir qué se entiende por aprendizaje profundo(orientado al significado), qué características presenta y en qué se diferencia del aprendizaje superficial (orientado a la reproducción o repetición) y el aprendizaje estratégico (orientado al rendimiento o al logro). Porque no todos nuestros alumnos aprenden por igual. Porque conocer cómo aprenden, qué les motiva y qué medios utilizan para aprender se me antojan como tres de los grandes retos a los que asistiremos en las aulas de ahora en adelante.
¿Quieres saber más sobre en qué consiste el aprendizaje profundo? ¿Quieres conocer en qué se diferencia, por ejemplo, del aprendizaje superficial y del aprendizaje estratégico? Si es así, estaré encantado de que me acompañes en la lectura de este artículo.
Imagen extraída de Shutterstock
¿Qué se entiende por aprendizaje profundo?
El aprendizaje profundo consiste dotar de significado una nueva información (Biggs y Tang, 2007), es decir, se trata de una estrategia que tiene como finalidad incorporar una perspectiva crítica sobre un determinado aprendizaje y, al hacerlo, favorecer su comprensión y permitir su retención a largo plazo y con la posibilidad de que dicho aprendizaje sirva más adelante para la resolución de un determinado problema en un contexto determinado.
Si leemos con detenimiento esta definición, no daremos cuenta de que, en definitiva, el aprendizaje profundo se centra en la comprensión y en cómo se puede aplicar y fijar un aprendizaje para siempre.
Aprendizaje profundo vs. Aprendizaje superficial.
Una vez hemos definido qué se entiende por aprendizaje profundo, me gustaría insistir en una idea que me parece fundamental y que apunta J. Hattie al afirmar que: «Necesitas tener aprendizaje profundo y aprendizaje superficial» (Hattie, 2013).
Esta afirmación de Hattie supone que ambos aprendizajes, el superficial y el profundo, no se contraponen, sino que se complementan. Esto quiere decir que ambos son necesarios para que nuestros alumnos aprendan. Así, el aprendizaje profundo no supone una alternativa al aprendizaje superficial, sino un complemento.
¿Y qué sucede con el aprendizaje estratégico?
Este aprendizaje se caracteriza por buscar todos los medios posibles para destacar y obtener unos resultados académicos altos. De ahí que la debamos relacionar más con el aprendizaje superficial que con el profundo. Así, el alumno escoge el método o estrategia que considera más adecuada para alcanzar el éxito en el objetivo deseado.
Por tanto, es un aprendizaje que se caracteriza por se intencional, consciente, planificado y el que la autorregulación juega un papel decisivo, dado que es el propio alumno el que está pendiente de su propio progreso en relación al objetivo que se ha marcado.
¿Qué características presenta el aprendizaje profundo?
A continuación, me gustaría darles a conocer algunos de los rasgos o características que conforman la esencia del aprendizaje profundo y que son:
- Motivación intrínseca que fomenta el aprender como fuente de satisfacción.
- Aprendizaje centrado en el significado.
- Vinculación de un conocimiento nuevo con otras asignaturas.
- Conexión entre el conocimiento y la vida real.
- Fomento de espíritu crítico, el análisis y la metacognición.
Estas y otras características se alejan del modelo de aprendizaje superficial que se caracterizaría por:
- Motivación extrínseca, donde el principal objetivo es aprender para aprobar una asignatura.
- Aprendizaje centrado en la acumulación de datos que se adquieren de manera memorística.
- Escasa relación entre un conocimiento y su aplicación a la vida real.
- Ausencia de reflexión.
- Se centra en la intención de cumplir los requisitos de una tarea.
¿Qué estrategias promueven el el aula el aprendizaje profundo?
Ahora que sabemos qué es el aprendizaje profundo y qué características presenta, es el momento de dar a conocer qué estrategias facilitan dicho aprendizaje. Entre las más importantes estarían:
- Aprender para comprender.
- Fijar unos objetivos claros, asumibles y realistas.
- Flexibilizar el proceso de aprendizaje.
- Priorizar el aprendizaje útil y significativo.
- Entender la figura del docente como un facilitador del conocimiento en lugar de una transmisor de información.
- Promover metodologías activas que promuevan la cooperación, el pensamiento crítico, la ayuda muta o la inclusión, como, por ejemplo, aprendizaje cooperativo o el ABP. aprendizaje basado en proyectos.
- Enfocar el aprendizaje desde una perspectiva de competencias, descubriendo y fomentando las .habilidades y destrezas del alumnado.
- Centrarse en una evaluación formativa y lo calificadora.
- Entender el error como parte fundamental de cualquier aprendizaje.
- Promover el feedback o la retroalimentación.
- Promover estrategias de pensamiento que permitan evaluar, precisamente, la profundidad de dicho pensamiento y la precisión en sus conclusiones.
¿Qué verbos se relacionan con el aprendizaje profundo y el aprendizaje superficial?
Aquí comparto una serie de verbos que tienen como finalidad el hecho de que os podías hacer una idea del enfoque que damos en función del tipo de aprendizaje que fomentamos en el aula.
Así, para el aprendizaje profundo, hablaríamos de verbos como:
- Secuenciar
- Comparar
- Justificar
- Predecir
En cambio, cuando nos referimos al aprendizaje superficial, los verbos que guardan relación con este tipo de aprendizaje serían:
- Definir
- Recordar
- Describir
- Clasificar
Con todo, quiero insistir que cualquier verbos de los que aparece en la lista es válido para el aprendizaje. De lo que se trata es de darnos cuenta de qué verbo queremos usar en función de los que queremos transmitir y de cómo queremos que aprendan nuestros alumnos.
Aprendizaje profundo. A modo de conclusión.
Como docentes, tenemos la oportunidad de enseñar a nuestros alumnos que existen diferentes maneras de afrontar el aprendizaje. Todas y cada una de ellas son válidas, pero abordar el aprendizaje desde la profundidad, desde lo relacional, supone un salto cualitativo en la enseñanza.
Debemos apostar hoy más que nunca por una educación que ponga su acento en hacer del aprendizaje algo emocionante y satisfactoria. Y hacerlo fomentando la motivación intrínseca, apostando por metodologías activas, por modelos pedagógicos que ayuden a fomentar la cooperación, la resolución de problemas y el desarrollo personal, sin que por ello debamos denostar la repetición o la memorización como una estratgia más de aprendizaje.
Referencias bilbliográficas:
- Hattie, J., Aprendizaje visible para profesores (2017)
- Biggs, J., Tang, C., Teaching for Quality Learning. What student does (2011)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario