10 noviembre 2020

ASERTIVIDAD

 

Saber decir que no, poder expresar una opinión contraria o defender los derechos y las necesidades propias son cuestiones claves en la comunicación. 

La asertividad es precisamente la habilidad social que permite a una persona desenvolverse desde la serenidad y la honestidad en la defensa de sus propias necesidades manteniendo siempre el respeto a los demás. 

Lo contrario es causa de frustración y de baja autoestima.

Las alternativas al comportamiento asertivo se pueden dividir en dos grupos: la pasiva y la agresiva. 

La pasiva se muestra como la alternativa perfecta a corto plazo ya que evita el conflicto y parece, solo parece, eliminar la ansiedad de enfrentarse al problema. Sin embargo a medio y largo plazo no aporta soluciones. 

Por su parte, la conducta agresiva también simula resolver a corto plazo otorgando sensación de poder y permitiendo expresar las emociones. En una palabra, desahogarse. Pero este tipo de conducta suele ir acompañada de relaciones poco duraderas y de sentimientos de culpa a medio plazo.

¿Para qué sirve?

La asertividad es imprescindible para expresar opiniones contrarias como quejas o desacuerdos pero también para hacer cumplidos que suenen verdaderamente como tales y no como palabras sin trasfondo. 

Para cuestionar la autoridad, dar una opinión o pedir favores a la vez que será la mejor aliada para negarse a hacer favores cuando su ejecución nos hace sentir incómodos o nos resulta inconveniente. En definitiva, para resolver los conflictos cotidianos sin ningunear y sin ningunearnos. 

Se trata de una posición de ida y vuelta que favorece una dinámica de comunicación honesta entre las partes.

Las personas no nacen agresivas o pasivas y todas pueden aprender a ser más asertivas. Prepararse ayuda a convertir este comportamiento en algo automático y rutinario en nuestras relaciones personales. 

Para ello establece tu objetivo y prepara el diálogo estableciendo las ideas de con palabras concretas y específicas que dejen claro tu mensaje. Manifiesta cómo te hace sentir la situación y pide lo que necesitas para cambiarlo estableciendo las consecuencias y dejando margen para la negociación, de modo que el otro también pueda obtener un beneficio. Puedes hacerlo por escrito para clarificar tus propias ideas y no dejar espacio a una improvisación que te pueda llevar de nuevo a las actuaciones pasivas o agresivas.

Beneficios

  • Ayuda a establecer los objetivos
  • Elimina la frustración y los sentimientos de culpa derivados de la aceptación de comportamientos con los que no estamos de acuerdo
  • Mejora la percepción de uno mismo y de los demás
  • Elimina cuadros psicosomáticos y de ansiedad

Falta de asertividad

  • Minusvaloración de los propios sentimientos
  • Culpa, ansiedad, baja autoestima, incluso depresión
  • Falta de confianza en uno mismo
  • Estallidos de ira
  • Ninguneo
  • Trastornos psicosomáticos
  • Tensiones en las relaciones personales

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