11 noviembre 2020

"OPTIMISMO" LA PANACEA PARA ENFRENTAR LAS DIFICULTADES

 


El optimismo es una virtud que nos ayuda a gestionar con positivismo los problemas y los inconvenientes. La buena noticia es que, podemos aumentarla en nosotros.

El optimismo es una disposición para ver los problemas y las dificultades que se nos presentan de una manera positiva. Este valor, en grandes dosis, nos alimenta con perseverancia, paciencia y buena actitud frente a los inconvenientes. Así, logramos sostenernos sin desalentarnos hasta que encontramos el punto de vista más favorable o la lección de vida asociada. Nadie es optimista el 100% del tiempo, pero, tiende a ser parte de la personalidad de ciertos individuos que son más felices que el resto de la humanidad.

Una persona optimista estará más inclinada a encontrar aspectos positivos en sus semejantes y en las circunstancias que les ha tocado vivir. Y es que, de manera natural, posee una fuente interna de fe y confianza que le ayuda a creer en sus propias capacidades, las posibilidades del entorno y el resto de la humanidad. Mientras el pesimista visualiza problemas y se desanima; el optimista, ante las mismas condiciones, descubre soluciones factibles, beneficios y ventajas. Por supuesto, esto le lleva a alcanzar un mayor bienestar.

Los optimistas suelen poseer un carácter apacible, buen humor e incluso una mejor salud corporal. Son más perseverantes y por ende, alcanzan mayores tasas de éxito en sus emprendimientos personales y profesionales. Las situaciones traumáticas, que desesperan a otros, a ellos les llevan a manifestar expectativas positivas, con miras a encontrar los beneficios subyacentes. Eso no significa que todo les salga bien, pero, en general, les permite disfrutar más de la vida y sus inalterables circunstancias.

¿Es posible aumentar nuestra dosis de optimismo?

Alguna vez nos hemos preguntado: ¿Cómo podemos alcanzar esa actitud optimista y alentadora que tiene Fulano de Tal? Básicamente, se trata de mostrar una sana disposición y una expectativa más positiva frente al día a día. Veamos algunas recomendaciones para lograrlo:

  • Análisis. Frente a una nueva situación planteemos un enfoque que busca lo bueno y no lo malo. Descubriremos con sorpresa, que incluso en las peores circunstancias, esto siempre es posible. Ver el lado positivo de todo, es una lección que también podemos transmitir a nuestros hijos.
  • Sugerencias. Si en lugar de criticar y quejarnos buscamos las posibles soluciones, estaremos mostrando una actitud optimista y esperanzadora. Los niños son muy sensibles a ese estado mental que nos llevar a ver solo “peros” en cualquier situación que se presenta.
  • Visión. Nadie es perfectamente bueno o malo, todo el tiempo. Así que, un buen ejercicio consiste en buscar las cualidades y habilidades de las personas que nos rodean. Reconozcamos valores como el esfuerzo, la fuerza de voluntad, el interés y la dedicación.
  • Trabajo en equipo. Mucha gente cree que tiene que ir por la vida como un paladín resolviendo solo sus problemas. No, muchas veces, si estamos dispuestos a pedir ayuda, encontraremos personas que con gusto nos mostrarán una vía alterna hacia la solución, que no habíamos percibido antes. Y un consejo, como un vaso de agua, no se le niega a nadie.    
  • La regla de oro. Hacer a los demás como nos gustaría que nos hicieran a nosotros, es un principio perfecto para desarrollar el optimismo. Al ayudar a otros descubriremos que el mundo no es un lugar tan desagradable como, en principio, pudiéramos haber creído. Aprendamos a ver las cosas bellas en lo que y en quienes nos rodean.

Las personas optimistas sufren de menos estrés emocional

Un buen tip para evaluar una situación desagradable es preguntarse, a sí mismo, si será importante dentro de un año. Si la respuesta es negativa, entonces no vale la pena seguir desperdiciando energías en ello. Para que la situación, sin importar lo negra que pareciera ser, no le haga perder la fe y la esperanza siga estos consejos:

  • Acepte que es imperfecto y comete errores. De lo contrario, vivirá decepcionado y disgustado consigo mismo. Mantener la paz interior es fundamental.
  • Entienda que todo tiene un final. Siempre debemos mantener la calma y esperar con paciencia, porque hasta las peores crisis se acaban. Conserve sus nervios bajo control.
  • No cree ni visualice más dificultades que las existentes. En las situaciones de emergencia hay que pensar con sangre fría, de lo contrario en lugar de solucionar estará creando más problemas. La paz del espíritu es un bien inestimable.
  • No trate de tener siempre la razón. Es mejor conservar la amistad, el respeto y el aprecio que ganar una discusión. En realidad, durante esos momentos de tensión nadie escucha ni cambia de opinión, solo se generan fricciones desagradables y dolorosas.

Por último, una gran dosis de optimismo nos permite apreciar lo bueno de cada momento, nos lleva a buscar las mejores vías de solución y nos ayuda a tender puentes, en lugar de construir muros. Aumentar este valor en nosotros, de una manera consciente, es posible. De este modo, nos volveremos más empáticos, agradables y esperanzados. No es cuestión de quejarnos, sino de reír…. En cada circunstancia hay al menos un aspecto positivo hacia el cual podemos enfocarnos.


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